En un artículo anterior expuse unas pautas sencillas dirigidas a crear una respiración amplia, profunda, como apoyo frente a los síntomas de ansiedad. (Si quieres ampliar información puedes leer el artículo “¿Qué hacer cuando tengo ansiedad?” en este mismo blog).
Ahora bien, ¿por qué utilizar este tipo de respiración nos ayuda a controlar la ansiedad? Para responder a esta pregunta es necesario que tengamos en cuenta:
- La ansiedad se equipara a la vivencia de una gran amenaza: corporal, emocional e intelectualmente (Por ejemplo: un león en la Sabana).
- Con la ansiedad en realidad experimentamos reacciones físicas que preparan al cuerpo para enfrentar un peligro mortal: huir, pelear o esconderse (a veces “nos paraliza”).
- El problema es que no existe realmente un peligro de tal magnitud. Reaccionamos como si existiera y no existe.
- La ansiedad es por tanto una respuesta de miedo irracional, ya que no hay razón para tal reacción.
Cuando padecemos ansiedad:
- Nuestra respiración se hace corta y acelerada.
- Tenemos una sensación corporal como de tener cortada la respiración a la altura de las costillas o el pecho.
- Esta sensación es porque el diafragma, un músculo situado en esta zona, está tenso, impidiendo que el aire baje más allá del pecho.
A más ansiedad, más tensión,
y la respiración es más corta y acelerada,
causando más ansiedad,
que a la vez causa mayor tensión
y acorta y acelera cada vez más la respir
ación…
pudiendo llegar a la hiper-ventilación o al ataque de ansiedad.
Crear una respiración profunda, con pausas entre la inspiración y la espiración ayuda a tu cuerpo a “coger otro camino”, a crear una disposición corporal de relajación y calma, incompatible con la vivencia física de ansiedad.
Los cambios corporales influyen también en la dimensión emocional e intelectual, y, poco a poco, los síntomas ansiosos disminuyen, cortando así el camino para que esta se intensifique y nos desborde.
Podemos concluir que la respiración amplia nos ayuda a contrarrestar en cierta forma los síntomas ansiosos y nos devuelve cierta sensación de dominio.
Sin embargo, no debemos olvidar que padecer ansiedad no es lo natural y nos indica que hay algo a nivel psíquico que merece ser atendido. Estas pautas pueden ayudarte en momentos concretos a manejar el malestar, pero no sustituyen de ningún modo el trabajo profundo a realizar junto a un profesional, un psicólogo especialista en ansiedad.
Rocío Molina
Psicóloga, Psicoterapeuta Gestalt
Co-Directora crezer
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