Rocío Molina Psicología

Sentirse perdido, depresión

¿Por qué nos deprimimos?

A través del duelo se reconoce la pérdida y se la acepta. En la melancolía (depresión) ni se reconoce ni se acepta.

(A. Lowen. La depresión y el cuerpo).

Los estados depresivos están asociados, en su mayoría, a la vivencia subjetiva de pérdida no elaborada adecuadamente, más o menos consciente. Entendemos pérdida en el amplio sentido de la palabra: personal, familiar, afectiva, social; y puede tratarse de algo externo a la persona, o de una experiencia interna. Por ejemplo, podemos perder una persona significativa, un trabajo, una etapa de la vida, expectativas de realización personal o la propia independencia.

Cuando las pérdidas desembocan en un ánimo depresivo, ocurre que eso que la persona ha perdido es algo o alguien con el que se sentía definido, que le otorgaba sentido, es decir, con lo que se identificaba, y de lo que internamente no se ha desprendido.

Sentirse perdido, depresión

«Me siento perdido»

Por ejemplo, una persona que vive su profesión como su mayor fuente de satisfacción, con la que se define, y que da sentido a su vida, cuando se jubile no sólo pierde el disfrute y la satisfacción que le daba su labor profesional, sino que también pierde, de alguna forma, su identidad, la motivación por la que se siente útil y con la que se vincula a la vida.

En definitiva, esta persona cuando se jubila no únicamente pierde su trabajo, pierde todo este plus de significado: pierde parte de su identidad hasta el momento. Esto es lo que es difícil de encajar.

En otras ocasiones, el estado depresivo aparece y no detectamos ninguna pérdida concreta a priori.

Vida rutinaria

"me siento perdido"Sin embargo, poco a poco descubrimos las pérdidas significativas que la acompañan. Por ejemplo, una vida rutinaria, donde no hay un equilibrio entre las responsabilidades y el placer, donde las elecciones han sido tomadas para satisfacer a otras personas (padres, pareja, expectativas sociales…) más que a uno mismo, a la larga va creando una sensación de estar perdido, de “no saber quién soy”, de vacío o soledad. En este caso la pérdida está relacionada con haberse perdido a uno mismo como guía de la propia vida.

Desgaste o agotamiento

También nos encontramos estados depresivos por desgaste o agotamiento, por mantener una actitud de esfuerzo demasiado tiempo. En este sentido, tenemos el ejemplo de personas que conviven con estados de estrés o ansiedad que se alargan en el tiempo. En estos casos, se nos reduce progresivamente la capacidad de disfrutar y de movernos libremente en la vida, cada vez hay más situaciones que nos angustian y nos crean tensión, y tenemos que hacer un esfuerzo extra para cumplir con nuestras responsabilidades, o mantener nuestra vida afectiva y social. En definitiva, perdemos independencia, satisfacción y disfrute en la vida, nos sentimos agotados.

Ejemplos de pérdidas

Estos son otros ejemplos de pérdidas que pueden encontrarse en el origen de una depresión.

Pérdidas de:

  • Proyecto vital, apoyo afectivo y estructura familiar ante una ruptura de pareja
  • Pérdida afectiva y sentimiento de utilidad personal cuando los hijos se independizan “Síndrome del nido vacío”
  • Status profesional, sentimiento de utilidad personal, sentido de la vida ante un despido
  • Salud, independencia, movilidad ante una enfermedad grave.
  • Juventud y estilos de vida por el crecimiento y maduración.

En estos casos la labor del psicólogo es proponer un trabajo enfocado a elaborar las pérdidas importantes y todo lo que significa para la persona, al tiempo que le ayuda a formar una identidad basada en sí mismo. Por ello es recomendable acudir a un psicólogo especialista en depresión que te pueda ayudar.

Rocío Molina
Psicóloga, Psicoterapeuta Gestalt
Co-Directora crezer

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